Luego de analizarse detenidamente en el espejo, un niño pelirojo de ojos razgados, va con su madre y le pregunta:
- ¿Mamá?
- ¿Si, mi vida?
- Si tú eres rubia y tienes la piel blanca y mi papá es negro y tiene el pelo negro, ¿por qué yo tengo el pelo rojo y mi piel es amarilla?
- ¡Uuuuuuuuy! - contesta sonriente la mamá - si te contara todo lo que sucedió en esa fiesta... ¡Y da gracias a Dios de que no ladras!
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