^^ Risoterapia y absurdeces para la diaria liberación de endorfinas. Buen provecho ^^

Demasiado LSD

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Dos drogadictos están echados en la sala, repondiéndose del último "viaje" del que apenas estaban saliendo, y uno le dice al otro:

- Carajo, Jamaal me dijo que he estado consumiendo mucho LSD últimamente.

- No le hagas caso - le contesta su camarada junkie -, ¿qué puede saber un perro sobre drogas?
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Ahuyentando a los ladrones

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Una señora se levanta asustada a mitad de la noche, y despierta al marido diciéndole:

- Viejo, viejo, escuché un ruido. Quizá sean ladrones. Ponte a ladrar, para que crean que tenemos perro.

El esposo, aún somnoliento, le contesta:

- Mejor asómate a la ventana para que crean que la casa está embrujada.
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Borrachos payasos, payasos y payasas

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Un hombre llega alcoholizado a las cuatro de la mañana a su casa,  con la cara llena de manchas de lápiz labial, rimel, maquillaje. De igual forma, su camisa presenta el mismo tipo de manchas en el área de cuello y está desfajada y arrugada. El pantalón se nota jaloneado y desabrochdo, y de hecho, el tipo trae todo el miembro de fuera.
Apenas introduce su mano en el bolsillo del pantalón para sacar la llave, y su esposa abre la puerta violentamente, furibunda, y le grita:

- ¡Desgraciado, malnacido, mirate nada más! ¡Miráte nada más, cerdo infeliz!, ¡¿En dónde estuviste?! ¡¿Con quién?! ¡¿eh?! ¡Dimelo, hijo del gran puta! ¡Exijo una explicación!
 

El hombre lo piensa por un momento, luego voltea a verla a los ojos, y, con una gran sonrisa de placidez en su rostro y un poco de dificultad para articular palabras, le responde:

- Sssssh, ssssshhhh...Mi-mi... mira...no me lo vas a creer, pero, ¡hic!... me... me peleé con un payaso.

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Cinismo médico profesional

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Una mujer acude con el psicólogo. Una vez dentro del consultorio, se lamenta:

- Doctor, vengo a verlo porque ando con los ánimos caídos.

- ¡Perfecto, señora! - contesta el profesional de la salud mental con una sonrisa -,  ¡le hacen juego con sus tetas!
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Partida alcohólica

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La Madre Superiora de una congregación irlandesa, con sus 98 años encima, estaba en su lecho de muerte. Las monjitas la rodeaban, intentando hacer cómodo su último viaje.
Trataron de darle leche calentita, bebió un sorbo y no quiso más.
Una monjita se llevó a la cocina el vaso de leche. En ese momento recordó que había  en la alacena una botella de whisky irlandés que les habían regalado para Navidad, y le puso un buen chorro a la leche.
Volvió al lecho de la superiora y le acercó el vaso a la boca.

La superiora bebió un sorbito, luego otro y antes de que se dieran cuenta, se tomó hasta
la última gota.

Las monjitas le dijeron:

- Madre, denos una última palabra de sabiduría antes de partir.

Poniendo su último esfuerzo, se incorporó un poco y les dijo:

- No vendan esa vaca.
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