Un típico mexicano, católico y antisemita, entra a un bar y ve a un judío.
Se acerca al barman y pide una ronda de tragos caros para todos, excepto para el judío. Mira al judío y ve que está sonriendo, así que va y compra otra ronda para todos menos para el judío. Ve de nuevo al judío y nota que continua sonriendo. Esta vez pide otra ronda pero de los tragos más caros, también para todos, a excepción del judío. Todos le agradecen y lo vitorean, pero el tipo se molesta al ver que el judío no está incomodado, sino todo lo contrario: éste no puede disimular su enorme sonrisa. Así que se acerca al barman y le dice,
- ¡Oye! ¿Qué le pasa a ese judío? ¿De verdad está tan idiota o se hace?
- ¡Ah, no - contesta el barman -, él es el dueño del bar
Se acerca al barman y pide una ronda de tragos caros para todos, excepto para el judío. Mira al judío y ve que está sonriendo, así que va y compra otra ronda para todos menos para el judío. Ve de nuevo al judío y nota que continua sonriendo. Esta vez pide otra ronda pero de los tragos más caros, también para todos, a excepción del judío. Todos le agradecen y lo vitorean, pero el tipo se molesta al ver que el judío no está incomodado, sino todo lo contrario: éste no puede disimular su enorme sonrisa. Así que se acerca al barman y le dice,
- ¡Oye! ¿Qué le pasa a ese judío? ¿De verdad está tan idiota o se hace?
- ¡Ah, no - contesta el barman -, él es el dueño del bar
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