^^ Risoterapia y absurdeces para la diaria liberación de endorfinas. Buen provecho ^^

La conversión del Oso


Un sacerdote, un pastor y un rabino estaban en su bar favorito, en donde solían reunirse dos o tres veces a la semana para tomarse algunas bebidas y platicar.

Una tarde en particular, uno de ellos dijo que "predicar" no era algo tan difícil como creían. Que un verdadero reto sería predicarle a un oso y convertirlo a su respectiva fe.

Así que entre broma y broma, decidieron llevar a cabo el experimento:
Cade uno de ellos se adentraría en el bosque, buscaría un oso, le predicaría y trataría de convertirlo a su respectiva fe.

Una semana más tarde se reunieron para analizar y comparar los resultados
El padre Juan, quien tenía un brazo enyesado, algunos vendajes en diversas partes del cuerpo y algunos arañazos cubiertos con curitas es el primero en contar su experiencia:

Bueno, entré al bosque buscando al oso. Cuando lo encontré, comencé a leerle el catecismo. El oso no quería escucharme y comenzó a pegarme con sus enormes garras.Así que rápidamente tomé mi agua bendita, lo salpiqué con ella y por Dios y la Santísima Virgen les juro que se puso sumiso como un corderito. El obispo vendrá la próxima semana a darle su primera comunión y su confirmación.
El reverendo John habló después. Se encontraba en silla de ruedas, tenía un brazo y ambas piernas enyesadas y tenía un suministro de suero conectado al otro brazo. En su oratoria encendida relató:

-Bueno, hermanos, ¡ustedes SABEN hermanos, que NOSOTROS hermanos, no salpicamos a la gente! Cuando ENCONTRÉ al oso, hermanos, comencé a leerle la PALABRA SAGRADA DEL SEÑOR. Pero este oso, hermanos, quería seguir en el camino de la perdición y la ignorancia, hermanos, lejos de la salvación de Jesucristo nuestro señor ¡Alabado sea su nombre, hermanos! Así que lo AGARRÉ del brazo y comenzamos a luchar. Rodamos colina abajo, luego seguimos luchando mientras SUBÍAMOS otra colina y volvimos a RODAR hacia abajo hasta que terminamos en un arroyo,  hermanos.
Entonces hermanos, rápidamente hundí su cabeza en el agua y BAUTICÉ su peluda alma. Y exactamente como te pasó a ti, hermano - añadió mirando al sacerdote - se volvió sumiso como un corderito y pasamos el día alabando a Jesús. ¡Alabado sea su bendito nombre! ¡Aleluya!
El sacerdote y el reverendo miraron al rabino, que yacía en la cama del hospital.
Tenía el cuerpo completamente cubierto de yeso, varios suministros de suero y sangre por vía endovenosa y monitores que verificaban constantemente su condición.

Estaba verdaderamente mal cuando los miró y les dijo con esfuerzos:

- Ahora que lo pienso... creo que la circuncisión no era la mejor manera  de comenzar con la conversión
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