En su lecho de muerte, un anciano recibe la visita de su nieto.
- ¡Hola, abuelo! ¿cómo está?
- ¡Bien hijo, muy bien!...bueno, más o menos, estaba pensando si podías hacerme un favor.
- Si abuelo, claro, por supuesto
- Se que estoy muy enfermo y que ya pronto habré de partir, ¿me ayudarías a cumplir mi última voluntad?
- Abuelo no piense en esas cosas
- ¡Ya hombre, no seas maricón!
- Bueno... dígame, abuelo
- Quisiera que al morir cremen mi cuerpo y que mis cenizas sean esparcidas frente a las puertas de todas las mujeres que he amado.
- ¡Abuelo! Pero- pero.... pero eso es muy extraño, ¿Y por qué quiere que haga algo así?
- Porque es la única forma de echales un último polvo....
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