^^ Risoterapia y absurdeces para la diaria liberación de endorfinas. Buen provecho ^^

El Loro Judío


Una tarde, Jacob, un solitario viudo judío, caminaba rumbo a su casa por las calles neoyorkinas, y al pasar por una tienda de mascotas escuchó una graciosa voz que le gritaba:

- ¡Roawrk!? ¿Vus majste? Yo, du (¿Cómo te va? Si, tú, en Yidish)

El viejo se frotó los ojos, miró asombrado dentro del negocio y el empleado le dijo:

- Venga, entre, mire. ¡Mire qué hermoso loro!

El lorito gira la cabeza y le pregunta:

-¿Kenst redn Idish? (¿Sabes hablar Yiddish?)

El judío pagó los 500 dólares que le pidieron y se llevó el pájaro, la jaula y comida de loro para un mes.
Toda esa noche se la pasaron hablando ¡En Yidish!
El hombre estaba maravillado. Le contó al loro las aventuras de su padre para escapar de los "progroms" (persecuciones) en Rusia y su llegada a America.
Le contó cuan hermosa habia sido su difunta esposa y que radiante estaba cuando se casaron.
Le contó de su familia, de los años en el ramo textil, y de las vacaciones que solían tomar.
El loro escuchaba atentamente, hacía algún comentario ocasional y compartieron unas nueces. El pájaro, entonces, habló de su vida en la tienda de mascotas, de la soledad y el aburrimiento de los fines de semana, de cómo extrañaba su selva ancestral.
Así siguieron charlando y charlando, en idish, por supuesto, hasta quedarse los dos dormidos.
A la mañana siguiente, el judío se colocó los "tefilin" (indumentaria religiosa) y rezó.
El loro le preguntó qué hacía, quiso aprender, y el viejo salió a la calle y volvió con "tefilin" en miniatura para el loro, que muy rápidamente aprendió a orar en hebreo.

En Rosh Hashana (año nuevo), el loro pidió ir al templo, pero el anciano le explicó que no era ni un lugar ni una actividad para pájaros. Pero el loro insistió e insistió de manera implorante. Jacob le dijo que no podía. Pero el loro insistió y Jacob terminó por cerder finalmente a los ruegos del animal, se lo puso al hombro y se lo llevó.
Tuvo que darle toda clase de explicaciones al rabino, y también al Jazan (Cantor).
Finalmente los convenció, asegurando que el loro sabía rezar.

Todos los asistentes apostaron que lo que Jacob contaba del loro era imposible, porque era una locura aceptar que un pajarraco pudiera orar.
Eran apuestas reales, en contante y sonante.
El viejo viudo, sonriendo imperceptiblemente, aceptó todas las apuestas en su contra, ¡incluso una del propio rabino!
El pájaro dejó transcurrir cada plegaria y cada canción sin emitir un solo sonido. El viejo Jacob se enfureció y le murmuró muchas veces al oído:

- ¡Vamos, reza, reza! ¡Que reces!

Pero el loro, nada. Se quedaba en silencio y el viejo Jacob le insistía rechinando los dientes:

- ¡Vamos, loro cretino, reza! ¡Yo sé que sabes hacerlo! ¡Anda maldito pajarraco, hazlo! ¡Todos te están mirando!

Pero el loro nada de nada. Solamente se limitó a dar un largo y profundo bostezo. Pero de ahí en fuera nada.

- ¡Infeliz malnacido! ¡La madr...que te parió! - refunfuñó el viejo - ¡Ya! ¡Reza de una buena veeeeezzzzz! ¡Todos se están burlando de mí!

Pero nada.

Cuando terminó el servicio, Jacob le debía a sus amigos del "shil" y al rabino más de 5,000 dólares.
Estaba tan enojado que no habló ni una palabra en todo el camino a casa. Pero cuando llegaron, el loro empezó a cantar a todo pulmón:

- ¡Hevenu sholem aleihem, hevenu shoooleeeeem aleeeiiihem!

-¡Pájarraco infernal! - gritó el viejo Jacob encolerizado - ¡Me costaste más de 5,000 dólares! ¡¿Por que me haces esto?! ¡Siempre te traté bien! ¡Te compré un "tefilin" y te aprendiste todas las plegarias! ¡Te enseñé hebreo y la Toraá! ¡¿Por qué me hiciste esto?! ¡¿Por qué?!

- Sssssshhh...sssshhhh, tranquilo Jacooooob, tranquiloooo... - contestó suavemente y con una enorme sonrisa el plumífero - no seas "shmok" (imbécil), ¡Piensá en la fortuna que vamos a ganar en Yom Kipur!
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