Una voluptuosa rubia a un bar
lounge, sola. Ordena un martini y comienza a beber. En eso ve como a 4
mesas a un enanito solitario con una sonrisa raboverde, quien la está
mirando y éste al percatarse de que la rubia lo ve, alza su copa como
diciendo "A tu salud"
La mujer simplemente sonríe como
diciendo "Pobre pendejo" no obstante, la cosa le pareció graciosa y nada
por lo cual indignarse o preocuparse.
3 copas después, la chica volvió a dirigir la mirada hacia el enanito calenturiento.
Éste volvió a alzar su copa y le sonrió, cerrándole un ojo.
Esta vez la mujer simplemente no se contuvo y se rió, aunque tapándose la boca, para no dejar escapar una sonora carcajada.
Otras
3 copas después, la chica ya estaba desinhibida, y decidió joder un
rato al enanito. Se levantó de su mesa y se dirigió hacia la del enano diciéndole:
- Así, ¿Qué tenemos aquí chiquitin? ¿Cómo estamos?
- De
maravilla preciosa, pero veo que hay algo en mi que te causa un poco de
risa, lo sé, espera no digas nada, sólo quiero decirte, que jamás en tu
vida alguien te dará tanto placer como yo.
- ¡Jáh! - soltó la chica , tratando de disimular sus risa, comenzó a fingir tos - oooh, coff, cooff, perdón, perdón, dime...
- Sí,
yo sé que te causa risa. Pero anda, tan sólo prúebame, creéme que jamás
volverás a experimentar algo parecido. Te mataré de placer.
La
rubia, que ya visiblemente estaba un poco subidita de tono por el
alcohol, accede y dice mentalmente "No hay nada que perder, si no me
"mata" de placer, como dice el hombrecito, al menos me matará de risa.
El
enanito se la lleva de la mano y se dirigen hacia a un hotel cercano. Una vez en
la habitación, la mujer se desvistió y el enanito le dijo:
- Una cosa solamente, lo haremos con la luz apagada.
- Está bien - contestó sonriente la buenísima rubia.
Las
luces se apagan, y en cuanto el enano se sube a la cama,
se avalanza contra la mujer y ésta de pronto siente de golpe una
monstruosidad nunca antes experimentada. Era la cosa más grande, gruesa,
larga, texturizada y ...bueno, la cosa más increíble que había sentido
en su vida.
De inmediato perdió la voz, y a los pocos segundos se
vertió en un explosivo orgasmo que la llevó a tener un ataque de
temblores y espasmos descontrolados, como de poseída.
Pero
la cosa no acabó ahí, inmediatamente después, otro ataque
electrificante de orgasmos siguió uno tras otro, privando a la pobrecita
de voz. Totalmente con los ojos en blanco y en shock, la rubia de algún
modo, volvió de la inconciencia y pudo suplicar algo:
- Ooh...no...¡no! ¡Ya!...bas...¡bas-ta! Por....por favor...no puedo más, ya, ya....por favor, ¡para! Es...es mucho...ya...ya...¡te lo suplico! ¡Ya!
Entonces el enano le contestó:
- ¿Ya vez? ¡Y eso que es sólo con una pierna! ¡Ahora deja que te meta las dos juntas!
-