^^ Risoterapia y absurdeces para la diaria liberación de endorfinas. Buen provecho ^^

El negro abanicador

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Una mañana, al despertar,la mujer le dice al marido:

- Querido, esta noche tuve un sueño increíble: Estábamos haciendo el amor y, al lado de la cama, estaba un negro abanicándonos y eso me excitaba y me hacia gozar mucho. Era algo tan sexy, jamás me había sentido t-tan...tan sexual

Los dos deciden poner en práctica el sueño y salen a la ciudad en busca de tal objeto de su fantasía.

En un semáforo, encuentran a un hombre negro alto, fornido, con una musculatura muy bien desarrollada, con las venas saltadas, labios carnosos, super viril, le ofrecen $1,000 pesos si acepta abanicarlos mientras ellos tienen relaciones sexuales. El hombre acepta y los tres van a la casa.

La pareja entonces, arregla la habitación del amor, colocan velas e incienso, ponen pétalos de rosas sobre toda la habitación y cuanta cosa erótica y payasa se les ocurriese para intensificar la experiencia erótico-sexual.

Al negro le colocan un collar con cadena y brazaletes dorados tipo persas, una tanga, y le dan un gran abanico, como una hoja de palmera.

Los dos cónyuges empiezan a hacer el amor mientras el negro abanica como un perfecto esclavo africano, pero no da ningún resultado.

La mujer entonces le dice al marido:

- Oh, amor, lo siento, no es lo mismo. A lo mejor funciona si invertimos los papeles... si tú abanicas y...y él se viene a la cama

El marido, lo piensa un poco, lo duda, y finalmente acepta.

El esposo entonces se sale de la cama, se pone las prendas del negro, y el negro se va a la cama con la esposa, y el marido comienza entonces a abanicar.

En cuanto el negrote pone su miembro descomunal dentro de la mujer, ésta comienza a gozar de lo lindo, y poquito después comienza a gemir y a gritar como loca, los ojos se le ponen en blanco, tiembla totalmente fuera de control, tiene un intenso y prolongado orgasmo, y dos y tres, y suelta enormes chorros a presión, como en esas películas de squiriting, llora, se revuelca y...bueno, como si fuese una posesión demoníaca. La mujer extasiada y exhausta, pide que pare, y el negro para, se levanta y se pone sus ropas.

El marido también para de abanicar, se pone una mano sobre la cintura, mira al negro y le dice altanera y despectivamente:

- ¿Ya ves cómo se debe abanicar? ¡Negro estúpido!
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