Un hombre entra a un restaurant-bar, y cuando pide su bebida, tanto el barman como él se quedan viendo y después de un breve titubeo, ambos se reconocen:
- ¡Juan! ¿Eres tú? - dijo el hombre
- ¡¿Alfonso?! - dijo el barman.
Ambos se saludan muy sonrientes, se abrazan y se ponen a platicar sorprendidos, pues tenían ya 30 años sin verse desde que se habían graduado de la preparatoria.
El barman le invitó las siguientes bebidas y se sentó a platicar con él, mientras un ayudante atendía las ordenes. Platicaron de lo que había sucedido con los antiguos amigos y compañeros de la vieja escuela y así:
- ¿Y qué se hizo Ruben?
- No, pues Ruben se casó y tuvo tres hijos, luego se divorció y tuvo otros dos y lo último que supimos fue que se había ido a otro país, a Chile, creo.
- Ah... ¿y Valeria?, ¿te acuerdas de Valeria?
- ¿La tetona? Claro, claro. Ella se casó con un holandés y se fue a vivir a Holanda.
- Aaaahhh
Y así fueron hablando de varios camaradas, José, Roberto, Rolando, María, Fransisca, de los profesores, etc...
- ¿Y tú? ¿Qué has hecho con tu vida? ¿Trabajas aquí en este restaurante? - le preguntó Alfonso a Juan
- Así es, éste es mi bar, y ahí lo vamos sacando adelante, día con día. ¿Y tú? ¿Como te trata la vida? ¿qué me cuentas? Lo último que supe en la prepa era que querías ser artista.
- Pues sí... - contestó medio avergonzado Alfonso - Pero más tarde que temprano me arruiné, ya sabes que siempre fui un bohemio, y de mi debilidad por las mujeres, el alcohol y las apuestas... lo poco que llegaba a ganar de mis obras me lo gastaba en largas noches de parranda, bebiendo, amando y apostando.
- Mmmh, que triste
- No, pero no me puedo quejar. Verás... estuve tan mal que terminé en la calle. Te digo que lo perdí todo, tenía que andar hurgando entre las bolsas de la basura de los restaurantes, bebía agua de los charcos, no, no, no. Fue un día, que sufri un accidente y perdí la conciencia. Y al recuperarla , me sentí diferente, de pronto, podía identificar cualquier olor existente. Mi sentido del olfato se desarrolló y te digo que mi olfato es más agudo que el de un perro o un felino. Fue así que supe sacarle provecho a mi nueva super-habilidad y ahora hago mucho dinero haciendo apuestas. Es más, ahora te podría apostar que el desodorante que estás usando es "Axe" y el perfume que usas es Carolina Herrera.
- ¡Jaha! - rió el barman - bueno, eso es fácil de adivinar, son aromas muy comunes
- Bueno, pásame ese plato de allá y te digo sólo con olerlo, la comida que fue servida aquí, es más, te diré cuáles fueron exactamente las 3 últimas comidas que serviste aquí. Te apuesto $100 pesos.
- Vale, vale, a ver.
El barman se trajo el plato, el hombre le dió una rápida olida y dijo:
- Fácil, la última comida que serviste aquí fue espagetti con albóndigas, pero antes de esa comida serviste filete de pollo y antes de eso, lomito.
- ¡Ha ha ha! - rió el barman - ¡es fabuloso! ¡Es fabuloso! ¡Es verdad! ¡Pero igual y pudo ser coincidencia, aquí están tus 100 pesos, pero ahora déjame doblarte la apuesta y déjame traerte algo más díficil, ¿vale?
- Perfecto
El barman se fue a la cocina y le dijo a la lavaplatos:
- Anita, por favor, lávame ese plato que está arrumbado ahí desde hace 3 días y lávalo pero muy muy bien.
- Sí, señor - dijo la cocinera. Lavó el plato y se lo pasó a Juan, el barman.
Juan regresó con su viejo camarada y lo éste lo olió:
- Mmmh, fácil: aquí serviste camarones al mojo de ajo, antes de eso fue huevo con jamón, antes de eso unos molletes, y antes de eso mole.
Uno de los meseros que estaba ahí, vio la escena y se sorprendió de las habilidades sobrenaturales del hombre y dijo:
- ¡Es verdad! ¡Es verdad! Yo fui el encargado de la mesa donde ordenaron esos platillos durante el día de hoy. y ayer
Luego de eso, el resto de los meseros y varias personas se acercaron a ver, llenas de curiosidad.
- ¡Carajo! - dijo Alfonso -, está bien, está bien, aquí tienes tus 200 pesos. ¡Pero te apuesto $500...¡no! $1,000 pesos a que no adivinas la próxima prueba.
- No, no, Juan, tranquilo, no te quiero hacer perder más dinero, tampoco es mi intención hacerte ver mal aquí en tu propio restaurante.
- ¡Que no! ¡Cállate y acepta el reto como hombre! es más ¡Te apuesto $2,000 a que ésta vez no adivinas!
- Bueno, está bien - aceptó con pena el hombre con olfato infalible
Juan entró nuevamente a la cocina y le dijo:
- ¡Anita! ¡Toma ese otro plato - señalando uno que se veía ya muy viejo y con hongos - lávalo, pero tállale y tállale con todas tus fuerzas, pásale ácido muriático, pásale cloro, y vuélvele a tallar, ¡lávamelo bien hasta que parezca diamante ese jodido plato!
- Señor, tranquilo, tranquilo, está muy exaltado...
- ¡No me pidas que me tranquilice y haz como te ordeno, Joder! - exclamó alterado Juan.
La lavaplatos hizo como le ordenaron y le entregó el plato a Juan, quien volvió a toda prisa ante las impacientes miradas de la gente a su alrededor.
- ¡A ver, cabrón! ¡Ésta si no me la vas a adivinar! - dijo agitado Juan.
Alfonso tomó el plato, lo acercó a su nariz...se concentró... olió nuevamente y pensó un poquito antes de contestar. Finalmente, respondió:
- Jéh, bueno... buen intento. Puedo notar que utilizaste Cloro marca "Patito" y hasta le pusiste ácido muríatico y algo de jabón "Triple acción" con limón. Pero antes de que fuese lavado, puedo percibir que había pasado una semana sin ser lavado, y por ende tenía algo de hongos y moho. Pero te diré aún así, que las últimas 7 comidas que serviste aquí fueron: "Chilaquiles, Mondongo, Arepas, tacos de barbacoa, Gallo Pinto, Chuleta de cerdo y...sí, y pollo frito con salsa picante, frijoles y arroz. Exactamente en ese orden.
- ¡Impresionante! ¡Fantástico! - exclamaban y aplaudían los presentes, y el viejo barman y dueño del negocio se exasperó de tal modo que golpeó la mesa con el puño y exclamó:
- ¡No, no, no! ¡No es posible, Joder! ¡No, no es posible! ¡Una última apuesta! ¡Es que tú no me puedes ganar así! ¡Vamos, te apuesto 10,000 pesos a que esta vez no me ganas, infeliz!
- Pero, Juan, tranquilo, ya hombre...
- ¡Que no! ¡Coññññño!¡Anda! ¡¿O qué?! ¡¿No tienes cojones o sabes que ahora si no me puedes ganar?!
- Pero Juan, ¿Cómo crees?, somos amigos, no es para que te pongas así, era sólo una apuesta y...
- ¡Y apuesta mis pelotas! - interrumpió bruscamente el barman... - ¡es más, $20,000! ¡$50,000, cabrón! ¡¿Le sacas?!
- Bueno...
Entonces el barman se dirigió a la cocina a toda prisa, con una mirada desencajada y una sornisa casi psicópata.
- ¡Anita! ¡Toma ese plato de allá y quiero que te mees y te pedorres y te cagues encima de él, luego embárrale y remolineale toda la mierda y tállalo, luego le pasas éste jabón y éste otro y el cloro y el ácido y de éste otro jabón!
- Pero Juan, yo... ¿cómo me pides que haga eso? ¡Estás loco!
- ¡Tú haz como te digo, ten, te pago el triple pero hazlo! ¡Ya!
Anita entonces hizo como le ordenó el exaltado Juan, y después de que terminó se lo dió y éste regreso corriendo donde todos estaban esperando animadamente. Le dieron el plato a Alfonso y todos guardaron silencio. Alfonso tomó el plato, se lo acercó a la nariz, aspiró profundamente y... se lo volvió a acercar a la nariz "Snnnnf, snnnff".
- ¡Ya vez! ¡No sabes ésta vez! ¡Jahahahaha! ¡He ganado! ¡He ganado! - rió a carcajadas el dueño del establecimiento.
- No, no, espera - dijo Alfonso - mmmmh, veo que otra vez intentaste ponerme más trampas, pero te diré... mmmhh... bien, primero usaste jabón "Axión", luego le pusiste algo de "Pinol"... Cloralex, otra vez ácido muriático, jabón "Salvo" y... y...
Alfonso dió otra inhalada, de pronto se le iluminó la mirada y con una enorme sonrisa dijo:
- ¡No me digas que aquí trabaja Anita!.
- ¡Juan! ¿Eres tú? - dijo el hombre
- ¡¿Alfonso?! - dijo el barman.
Ambos se saludan muy sonrientes, se abrazan y se ponen a platicar sorprendidos, pues tenían ya 30 años sin verse desde que se habían graduado de la preparatoria.
El barman le invitó las siguientes bebidas y se sentó a platicar con él, mientras un ayudante atendía las ordenes. Platicaron de lo que había sucedido con los antiguos amigos y compañeros de la vieja escuela y así:
- ¿Y qué se hizo Ruben?
- No, pues Ruben se casó y tuvo tres hijos, luego se divorció y tuvo otros dos y lo último que supimos fue que se había ido a otro país, a Chile, creo.
- Ah... ¿y Valeria?, ¿te acuerdas de Valeria?
- ¿La tetona? Claro, claro. Ella se casó con un holandés y se fue a vivir a Holanda.
- Aaaahhh
Y así fueron hablando de varios camaradas, José, Roberto, Rolando, María, Fransisca, de los profesores, etc...
- ¿Y tú? ¿Qué has hecho con tu vida? ¿Trabajas aquí en este restaurante? - le preguntó Alfonso a Juan
- Así es, éste es mi bar, y ahí lo vamos sacando adelante, día con día. ¿Y tú? ¿Como te trata la vida? ¿qué me cuentas? Lo último que supe en la prepa era que querías ser artista.
- Pues sí... - contestó medio avergonzado Alfonso - Pero más tarde que temprano me arruiné, ya sabes que siempre fui un bohemio, y de mi debilidad por las mujeres, el alcohol y las apuestas... lo poco que llegaba a ganar de mis obras me lo gastaba en largas noches de parranda, bebiendo, amando y apostando.
- Mmmh, que triste
- No, pero no me puedo quejar. Verás... estuve tan mal que terminé en la calle. Te digo que lo perdí todo, tenía que andar hurgando entre las bolsas de la basura de los restaurantes, bebía agua de los charcos, no, no, no. Fue un día, que sufri un accidente y perdí la conciencia. Y al recuperarla , me sentí diferente, de pronto, podía identificar cualquier olor existente. Mi sentido del olfato se desarrolló y te digo que mi olfato es más agudo que el de un perro o un felino. Fue así que supe sacarle provecho a mi nueva super-habilidad y ahora hago mucho dinero haciendo apuestas. Es más, ahora te podría apostar que el desodorante que estás usando es "Axe" y el perfume que usas es Carolina Herrera.
- ¡Jaha! - rió el barman - bueno, eso es fácil de adivinar, son aromas muy comunes
- Bueno, pásame ese plato de allá y te digo sólo con olerlo, la comida que fue servida aquí, es más, te diré cuáles fueron exactamente las 3 últimas comidas que serviste aquí. Te apuesto $100 pesos.
- Vale, vale, a ver.
El barman se trajo el plato, el hombre le dió una rápida olida y dijo:
- Fácil, la última comida que serviste aquí fue espagetti con albóndigas, pero antes de esa comida serviste filete de pollo y antes de eso, lomito.
- ¡Ha ha ha! - rió el barman - ¡es fabuloso! ¡Es fabuloso! ¡Es verdad! ¡Pero igual y pudo ser coincidencia, aquí están tus 100 pesos, pero ahora déjame doblarte la apuesta y déjame traerte algo más díficil, ¿vale?
- Perfecto
El barman se fue a la cocina y le dijo a la lavaplatos:
- Anita, por favor, lávame ese plato que está arrumbado ahí desde hace 3 días y lávalo pero muy muy bien.
- Sí, señor - dijo la cocinera. Lavó el plato y se lo pasó a Juan, el barman.
Juan regresó con su viejo camarada y lo éste lo olió:
- Mmmh, fácil: aquí serviste camarones al mojo de ajo, antes de eso fue huevo con jamón, antes de eso unos molletes, y antes de eso mole.
Uno de los meseros que estaba ahí, vio la escena y se sorprendió de las habilidades sobrenaturales del hombre y dijo:
- ¡Es verdad! ¡Es verdad! Yo fui el encargado de la mesa donde ordenaron esos platillos durante el día de hoy. y ayer
Luego de eso, el resto de los meseros y varias personas se acercaron a ver, llenas de curiosidad.
- ¡Carajo! - dijo Alfonso -, está bien, está bien, aquí tienes tus 200 pesos. ¡Pero te apuesto $500...¡no! $1,000 pesos a que no adivinas la próxima prueba.
- No, no, Juan, tranquilo, no te quiero hacer perder más dinero, tampoco es mi intención hacerte ver mal aquí en tu propio restaurante.
- ¡Que no! ¡Cállate y acepta el reto como hombre! es más ¡Te apuesto $2,000 a que ésta vez no adivinas!
- Bueno, está bien - aceptó con pena el hombre con olfato infalible
Juan entró nuevamente a la cocina y le dijo:
- ¡Anita! ¡Toma ese otro plato - señalando uno que se veía ya muy viejo y con hongos - lávalo, pero tállale y tállale con todas tus fuerzas, pásale ácido muriático, pásale cloro, y vuélvele a tallar, ¡lávamelo bien hasta que parezca diamante ese jodido plato!
- Señor, tranquilo, tranquilo, está muy exaltado...
- ¡No me pidas que me tranquilice y haz como te ordeno, Joder! - exclamó alterado Juan.
La lavaplatos hizo como le ordenaron y le entregó el plato a Juan, quien volvió a toda prisa ante las impacientes miradas de la gente a su alrededor.
- ¡A ver, cabrón! ¡Ésta si no me la vas a adivinar! - dijo agitado Juan.
Alfonso tomó el plato, lo acercó a su nariz...se concentró... olió nuevamente y pensó un poquito antes de contestar. Finalmente, respondió:
- Jéh, bueno... buen intento. Puedo notar que utilizaste Cloro marca "Patito" y hasta le pusiste ácido muríatico y algo de jabón "Triple acción" con limón. Pero antes de que fuese lavado, puedo percibir que había pasado una semana sin ser lavado, y por ende tenía algo de hongos y moho. Pero te diré aún así, que las últimas 7 comidas que serviste aquí fueron: "Chilaquiles, Mondongo, Arepas, tacos de barbacoa, Gallo Pinto, Chuleta de cerdo y...sí, y pollo frito con salsa picante, frijoles y arroz. Exactamente en ese orden.
- ¡Impresionante! ¡Fantástico! - exclamaban y aplaudían los presentes, y el viejo barman y dueño del negocio se exasperó de tal modo que golpeó la mesa con el puño y exclamó:
- ¡No, no, no! ¡No es posible, Joder! ¡No, no es posible! ¡Una última apuesta! ¡Es que tú no me puedes ganar así! ¡Vamos, te apuesto 10,000 pesos a que esta vez no me ganas, infeliz!
- Pero, Juan, tranquilo, ya hombre...
- ¡Que no! ¡Coññññño!¡Anda! ¡¿O qué?! ¡¿No tienes cojones o sabes que ahora si no me puedes ganar?!
- Pero Juan, ¿Cómo crees?, somos amigos, no es para que te pongas así, era sólo una apuesta y...
- ¡Y apuesta mis pelotas! - interrumpió bruscamente el barman... - ¡es más, $20,000! ¡$50,000, cabrón! ¡¿Le sacas?!
- Bueno...
Entonces el barman se dirigió a la cocina a toda prisa, con una mirada desencajada y una sornisa casi psicópata.
- ¡Anita! ¡Toma ese plato de allá y quiero que te mees y te pedorres y te cagues encima de él, luego embárrale y remolineale toda la mierda y tállalo, luego le pasas éste jabón y éste otro y el cloro y el ácido y de éste otro jabón!
- Pero Juan, yo... ¿cómo me pides que haga eso? ¡Estás loco!
- ¡Tú haz como te digo, ten, te pago el triple pero hazlo! ¡Ya!
Anita entonces hizo como le ordenó el exaltado Juan, y después de que terminó se lo dió y éste regreso corriendo donde todos estaban esperando animadamente. Le dieron el plato a Alfonso y todos guardaron silencio. Alfonso tomó el plato, se lo acercó a la nariz, aspiró profundamente y... se lo volvió a acercar a la nariz "Snnnnf, snnnff".
- ¡Ya vez! ¡No sabes ésta vez! ¡Jahahahaha! ¡He ganado! ¡He ganado! - rió a carcajadas el dueño del establecimiento.
- No, no, espera - dijo Alfonso - mmmmh, veo que otra vez intentaste ponerme más trampas, pero te diré... mmmhh... bien, primero usaste jabón "Axión", luego le pusiste algo de "Pinol"... Cloralex, otra vez ácido muriático, jabón "Salvo" y... y...
Alfonso dió otra inhalada, de pronto se le iluminó la mirada y con una enorme sonrisa dijo:
- ¡No me digas que aquí trabaja Anita!.
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