Iba caminando
un borracho por la calle a eso de las 10 de la noche, cuando de pronto
ve caminando por la otra acera a una monjita. El borracho la ve y se cruza la calle.
Después de acercarse a ella sigilosamente se le avalanza por la espalda
con una patada voladora direca en la columna. La monjita cae al suelo y
el borracho se lanza encima de ella y ¡pum! ¡Pao! ¡zuck! ¡Tuck! A la pobre monjita le llueven puñetazos, codazos,
arañazos, de todo hasta que el borracho se cansa de golpearla.
La monjita termina completamente inconsciente, con severos traumas craneoencefálicos, varias costllas rotas, el tabique nasal de fuera, los dos ojos morados, sin dientes, y... todo un desagradable espectáculo de sangre. El borracho se levanta exhausto, la mira con desprecio, le escupe en la cara, y le asesta una patada más en el costado. Finalmente el borracho se limpia la boca y el sudor de la frente y exclama con un aire de superioridad:
- ¡Ahí está! ¡¿No que eras muy chingón, Batman?!
La monjita termina completamente inconsciente, con severos traumas craneoencefálicos, varias costllas rotas, el tabique nasal de fuera, los dos ojos morados, sin dientes, y... todo un desagradable espectáculo de sangre. El borracho se levanta exhausto, la mira con desprecio, le escupe en la cara, y le asesta una patada más en el costado. Finalmente el borracho se limpia la boca y el sudor de la frente y exclama con un aire de superioridad:
- ¡Ahí está! ¡¿No que eras muy chingón, Batman?!
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