Un marihuano caminaba por el monte, cuando tropezó con una lámpara mágica. Él se alegró, pues sabía lo que era, la frotó y enseguida salió de ésta un genio, quien le dijó:
- Bien, te concederé dos deseos...
- Tssss, dos... ¿qué no son tres?
- Sí, pero eso es para la gente normal, no para los drogadictos como tú, y de hecho, estoy siendo generoso contigo, pues debería concederte sólo uno, o ninguno.
- Bueno, ya ya... ya... quiero... quiero... ¡Sí! Quiero una pipa de agua llena de cannabis eterno...que nunca se acabe. Sí, eso es lo que quiero.
- Concedido - replicó el genio, luego tronó los dedos y enseguida apareció una enorme y reluciente pipa dorada de agua, llena de cannabis.
El marihuano sonrió como niño en navidades y ni tardo ni perezoso, la encendió y comenzó a fumarla.
Luego de tres días continuos fume y fume, sin que el nivel de droga disminuyera ni un milímetro, el genio volvió a verlo, y le dijo:
- ¿Cuál va a ser tu segundo deseo?
El drogadicto respondió:
- Uuuuuuuuuy... ssssss... ¡coff, cooof! esto esssss genial mi mágico amigo, ¡Quiero otra pipa igual!
- Bien, te concederé dos deseos...
- Tssss, dos... ¿qué no son tres?
- Sí, pero eso es para la gente normal, no para los drogadictos como tú, y de hecho, estoy siendo generoso contigo, pues debería concederte sólo uno, o ninguno.
- Bueno, ya ya... ya... quiero... quiero... ¡Sí! Quiero una pipa de agua llena de cannabis eterno...que nunca se acabe. Sí, eso es lo que quiero.
- Concedido - replicó el genio, luego tronó los dedos y enseguida apareció una enorme y reluciente pipa dorada de agua, llena de cannabis.
El marihuano sonrió como niño en navidades y ni tardo ni perezoso, la encendió y comenzó a fumarla.
Luego de tres días continuos fume y fume, sin que el nivel de droga disminuyera ni un milímetro, el genio volvió a verlo, y le dijo:
- ¿Cuál va a ser tu segundo deseo?
El drogadicto respondió:
- Uuuuuuuuuy... ssssss... ¡coff, cooof! esto esssss genial mi mágico amigo, ¡Quiero otra pipa igual!
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