Una tarde, un vendedor, cansado de manejar durante largas horas, se detuvo en una granja y preguntó si podía rentar alguna habitación para pasar la noche ahí, pero el dueño le dijo que no tenía ya habitaciones disponibles.
- Pero... - dijo el granjero -, podría dejarte dormir con mi hija, sólo si prometes no molestarla ni sobrepasarte.
El vendedor aceptó.
Después de cenar, agradeció y se fue a la habitación. En la oscuridad, se quitó la ropa, y se fue a la cama silenciosamente, se acostó y sintió a la hija del granjero a su lado.
A la mañana siguiente, preguntó por la cuenta y pagó.
- Sólo serán $20 pesos, ya que tuviste que compartir la cama - dijo el granjero.
- Su hija estaba muy fría - dijo el vendedor
- Sí, lo sé - contestó el granjero - la vamos a enterrar hoy
- Pero... - dijo el granjero -, podría dejarte dormir con mi hija, sólo si prometes no molestarla ni sobrepasarte.
El vendedor aceptó.
Después de cenar, agradeció y se fue a la habitación. En la oscuridad, se quitó la ropa, y se fue a la cama silenciosamente, se acostó y sintió a la hija del granjero a su lado.
A la mañana siguiente, preguntó por la cuenta y pagó.
- Sólo serán $20 pesos, ya que tuviste que compartir la cama - dijo el granjero.
- Su hija estaba muy fría - dijo el vendedor
- Sí, lo sé - contestó el granjero - la vamos a enterrar hoy
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