^^ Risoterapia y absurdeces para la diaria liberación de endorfinas. Buen provecho ^^

¡Hey, Yoh, Bro! ¡Ándale - ándale!



Un mexicano entra a una disco en Miami, se acerca a la barra, ve que hay un barman negro y decide bromearle un poco:

- ¡Oye mi Negrito- Sandía, dame un tequilita, por favor!

El negro se indigna y hace como que no lo escucha y se pone a limpiar unos vasos. El mexicano prosigue con su joda infantil:

- ¡Hey, Yoh! ¡Te etoy hablando Yoh! ¡¿what's up bro?! ¡Hey, Yoh! ¡un tequila mi negro!

El negro levanta la mirada algo cabreado pero se contiene, vuelve a bajar la mirada mientras acomoda unas copas y botellas. Lo sigue ignorando. El mexicano está risa y risa, pues le parece muy gracioso el acto discriminatorio.

- ¡No te enojes Yoh! ¡Ya! Sólo bromeo, ¡Yoh! Dame un tequilita, ándale, prietito color de llanta...

El negro azota el trapo con el que estaba limpiando la cristalería de la barra y con las manos en la cintura, le dice con tono imperativo:

- Mira "Juan", yo no sé como será en tu país, pero aquí en "América" eso que estás haciendo es un acto discriminatorio y degradante. Bien podría rebajarme a tu nivel e insultarte o tumbarte los dientes, pero no lo hago... ¿te gustaría a ti que yo llegara e hiciera lo mismo? ¿Quieres ver que se siente? ¿eh? ¿quieres ponerte en mi lugar? ¡Anda! ¡Ten, ponte mi mandil, y vente aquí detrás de la barra.

El negro entonces le da su ropa de trabajo al mexicano, e intercambian lugares. El negro entonces se sale de la disco y vuelve a entrar para emular la misma acción que había llevado a cabo el mexicano.
Se acerca la barra y le grita al mexicano:

- ¡Oye "Pancho"! ¡"José"! ¡A ver, dame un martini! ¡Ándale- ándale! ¡Yepa-yepa! ¡Jaha!

El mexicano no lo volteaba a ver, sólo se ponía a limpiar algunas copas.

- ¡¿Qué?! ¡"Pos" ¿qué no me escuchas o qué "Juan"?! ¡Te estoy hablando, "mojado"! ¡Quiero un whisky! Sírveme un whisky o le hablo al "patrón" o a los de migración, ¡órale- ándale! ¡Ja-ha!

El mexicano continuaba limpiando las cosas detrás de la barra, haciendo oídos sordos a lo que el negro le decía
 
- ¡Ah, verdad! ¿Ya ves que se siente? ¡Eso es discriminación y no es correcto! - dijo el negro, y se acercó más a la barra - ahora, te lo pediré de buen modo, como es debido: Un martini seco, por favor.

El mexicano, sin dejar de limpiar las copas, lo miró por encima del hombro y le dijo:

- Lo siento, aquí no servimos a negros.

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