^^ Risoterapia y absurdeces para la diaria liberación de endorfinas. Buen provecho ^^

El Leproso aficionado

.
Un leproso había ganado unos boletos para ir a ver el mundial de Foot Ball. Una vez en el estadio,  tiene problemas para encontrar asientos debido a que la piel se le comienza a despellejar y a descascajar, por no mencionar otros detalles, como ciertos fluídos purulentos que empiezan a brotarle. Y él es consciente de lo grotesco e inmundo que podría resultarse a los demás fans.

El leproso recorre las gradas hasta que encuentra un asiento en donde piensa que su apariencia no resultará ofensiva ni repulsiva para nadie. Finalmente se sienta en un lugar que, aunque medio retirado, puede ver el partido sin problemas. Le pregunta al aficionado del asiento contiguo que si está bien para él que se siente ahí. El hombre le contesta:

- Sí, Usted sólo siéntese, vea el partido y guarde sulencio.

El leproso se sienta y añade:

- Como puede ver, tengo lepra. Si esto le causa asco o lo molesta de algún modo, sólo dígame y me moveré de aquí, ¿está bien?

- No importa - contesta el hombre - Sólo guarde silencio y póngase a ver el juego, disfrútelo.

A mitad del primer tiempo, el fanático que estaba sentado al lado del leproso se vomita. Trozos aguados de hot-dogs, cacahuates, sandwich de jamón con queso y cerveza son esparcidos por todas las gradas. Viendo el leproso esto, se levanta y le dice:

- Gracias por dejarme sentar a su lado, pero veo que mi apariencia lo ha puesto enfermo. Iré a buscar otro lugar para sentarme...

- No es por Usted - le contesta el vomitado - Ud. sólo relájese, vea el partido y guarde silencio.

El leproso se vuelve a sentar. Pero justo 5 minutos antes de que acabaa el primer tiempo, el hombre vuelve a devolver el estómago. En esta ocasión el vómito es tan largo y violento que el pobre hombre devuelve de sus entrañas el bolo alimenticio de lo que fuera la cena de la noche anterior, y vaciándole por completo el estómago. El leproso, avergonzado, se levanta y le dice:

- Señor, muchas gracias por haberme aguantado todo este tiempo, pero puedo ver que mi apariencia realmente lo pone enfermo. De verdad, iré a buscar otro asiento.

- ¡No, no! ¡De verdad! ¡No es por Usted! - le repite el hombre - ya le dije, Siéntese, cállese y vea el partido.

Así que, con pena, el leproso se vuelve a sentar, y a los 10 minutos de comenzado el segundo tiempo, el hombre vuelve a tener violentos reflejos vagales, pero ya sin nada que vomitar, sólo algunas tiras de espesa saliva y un poco de sangre, debido a la irritación del tubo digestivo.
El leproso se siente horrible, nefasto, y en vista de que el hombre realmente está sufriendo y se retuerce de dolor, se levanta y le dice que ahora si se irá, puesto que ya no quiere provocarle más molestias. Pero el hombre insiste:

- ¡No...coffkkhj!, no.. ya le dije, kkgh, cooff ,cooofff... no es Usted lo que me está provocando esto...

- ¿No? - pregunta asombrado el leproso -, bueno, entonces si no soy yo lo que le está provocando esto, entonces ¿qué es?

Y el hombre le contesta:

- Es el imbécil que está sentado detrás de Usted, que sigue y sigue remojando sus nachos en la pus de su espalda...
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario