Una familia judía estaba preocupada porque el hijo de 30 años de edad no se había casado todavía. Decidieron ponerse en contacto con un Shadjen y pedirle que busque a una buena mujer para el muchacho. El Casamentero vino a visitarlos, tomó su buen tiempo para hacer toda clase de preguntas sobre el hijo, sus padres y hasta sus abuelos y, por supuesto, para saber qué esperaban de la esposa-nuera. Terminó recibiendo una larga lista de encargos y condiciones.
El Casamentero dedicó mucho tiempo en buscar la novia adecuada y finalmente, llamó a la familia para establecer una nueva visita a la familia. Cuando llega, les cuenta que encontró a una muchacha extraordinaria. Dijo que "tiene la edad justa para el hijo...lleva una casa religiosa... va a la sinagoga muy puntualmente y sabe orar de memoria... es una maravillosa cocinera... ama a los niños y gustaría tener una familia grande y que, para coronar todas sus cualidades, es super bonita."
Después de oir un reporte tan maravilloso, la familia se entusiasma y comienza ya a pensar que habrá una boda muy rápidamente.
Es entonces que el muchacho, futuro novio, le pregunta al Casamentero:
- Y... dígame señor, ¿es buena en la cama?
El Casamentero le responde:
- Mire joven... algunos dicen que sí... y otros que no
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