Doctor - dijo un avergonzado hombre en el consultorio - tengo un problema... es algo... sexual. La verdad es que ya no puedo hacer que se me pare cuando estoy con mi esposa
- No se preocupe Señor González, Ud. traiga a su esposa mañana y veré que puedo hacer - contestó amablemente el doctor
A la mañana siguiente, el preocupado amigo volvió al consultorio con su esposa.
- ¿Podría quitarse la ropa, Señora González? - pidió con amabilidad el médico - y ahora dése una vuelta, 180 grados, así. Perfecto... Mmmmh.... bien, ahora ¿podría acostarse?...sí, así, ahora boca abajo... Mmhh, bien, ahora, abra las piernas, por favor, sí así... Mmmh, bien, es todo. Ya puede ponerse la ropa otra vez, muchas gracias.
El doctor entonces le pidió al esposo que lo acompañara y en la sala adjunta, le colocó la mano sobre su hombro y le dijo:
- Señor González, su esposa tampoco me provoca erección alguna, así que puedo asegurarle que Ud. goza de perfecta salud. .
- No se preocupe Señor González, Ud. traiga a su esposa mañana y veré que puedo hacer - contestó amablemente el doctor
A la mañana siguiente, el preocupado amigo volvió al consultorio con su esposa.
- ¿Podría quitarse la ropa, Señora González? - pidió con amabilidad el médico - y ahora dése una vuelta, 180 grados, así. Perfecto... Mmmmh.... bien, ahora ¿podría acostarse?...sí, así, ahora boca abajo... Mmhh, bien, ahora, abra las piernas, por favor, sí así... Mmmh, bien, es todo. Ya puede ponerse la ropa otra vez, muchas gracias.
El doctor entonces le pidió al esposo que lo acompañara y en la sala adjunta, le colocó la mano sobre su hombro y le dijo:
- Señor González, su esposa tampoco me provoca erección alguna, así que puedo asegurarle que Ud. goza de perfecta salud. .
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