Un homosexual va caminando por la playa, y se encuentra una lámpara maravillosa:
- ¡Ay, que suerte, cómo en los cuentos! ¡Dios mío!
La frota y sale una enorme y espesa columna de humo, y aparece el Genio...
- ¡Oh, tú me has liberado y te conce...de...re...sí, tres deseos...
- ¡Ay, que lindo, un genio, dios mío! ¡¿De verdad me vas a conceder tres deseos?! ¡Ay pues entonces quiero tener mucho dinero, alajas, abrigos de piel, ¡quiero ser muy pero muy rica!
¡Puuuum! Salen chispas, estrellitas, humo y demás, y aparecen de la nada todos los lujos que el mariconcito había pedido.
- Concedido...
El mariconcito todo enjoyado, rodeado de billetes ahora pide muy emocionado:
- ¡Ay Dios, ay Dios! Ahora quiero...quiero estar rodeado de mushos mushashos, guapos, guapotes y fuertezotes, y con unos pitonononones, grueshos, largos y venudos...y que me sirvan sólo a mi, ¡Ay...!
El genio suspiró un tanto frustrado (no le quedaba de otra que cumplir con su función de ente mágico) y ¡Boooooom! (rayos y centellas, humo y chispas y estrellitas)
- Concedido...¿Y cuál será el tercer deseo?
El maricón emocionadísimo exclamó descontrolado:
- ¡Ay, Dios míoooooo! ¡Me quiero morir!
- Concedido
¡Booooooom!
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