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Un hombre había llegado al hospital para hacerse una circuncisión, pero debido a varios enredos con las documentaciones en el hospital, terminaron haciéndole cambio de sexo.
Todos los doctores y las enfermeras se reunieron alrededor de su cama, para que, cuando despertara, entre todos darle las malas noticias, acompañadas de unas merecidas disculpas.
Naturalmente, el pobre y otrora hombre quedó destrozado y comenzó a llorar cuando le explicaron lo que había sucedido.
- ¡Noooo! ¡Nooooo! - lloraba a todo pulmón y a moco tendido - ¡Esto quiere decir que ya jamás podré volver a experimentar una erección, ya nunca, nunca jamás! ¡Buaaaaaah!
- Por supuesto que podrá - dijo uno de los doctores - sólo que ahora tendrán que ser las de alguien más. Eso es todo.
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