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Un
hombre iba manejando por un camino en las montañas y el carro se le
descompuso justo a escasos metros de un monasterio. Se bajó y fue hacia
el monasterio, tocó la puerta y dijo:
- Mi auto se averió, ¿podría pasar aquí la noche?
El
monje le abrió la puerta y una vez dentro los demás monjes lo saludaron
amablemente, le ofrecieron de comer y le dijeron que también repararían
su automóvil. El hombre se mostró muy agradecido y no podía creer la
suerte y la amabilidad de los monjes.
Luego de la cena, el tipo
ya estaba en su habitación y mientras intentaba dormir, escuchó un
extraño sonido; un sonido que jamás había escuchado en su vida.
A la mañana siguiente, le preguntó a los monjes que había sido ese sonido, pero le dijeron:
- No podemos decírtelo, porque no eres un monje.
El hombre se desilusionó pero les agradeció de todas maneras por la ayuda y la calidez del trato.
Algunos
años después, el hombre mismo volvía a manejar por la misma carretera
cuando su auto se volvió a averiar en las cercanías del mismo
monasterio.
El hombre entonces fue al monasterio y los monjes lo alimentaron y repararon su auto.
Esa noche, escuchó nuevamente el mismo extraño sonido que había escuchado años atrás.
A la mañana siguiente, preguntó acerca del sonido pero los monjes, tal como había sucedido años antes, le dijeron:
- No podemos decírtelo, porque no eres un monje.
El hombre entonces dijo:
-
Está bien, está bien. Me muero por saber que es ese sonido. Si el único
modo de saberlo es volviéndome monje, entonces, ¿cómo le hago para
volverme monje?
Uno de los monjes le contestó:
- Debes de
viajar por el mundo, volver y decirnos cuantas hojas de hierba hay así
como el numero exacto de granos de arena. Cuando conozcas estos números
te convertirás en monje.
Entonces el hombre, con toda la
convicción para lograrlo, sale del monasterio para cumplir con su
propósito. 45 años después, vuelve de su travesía al monasterio y toca
la puerta y dice:
- He viajado por el mundo y he dedicado mi vida
entera a la misión que me exigieron y he aquí que el número exacto de
hojas de hierba que hay en el mundo es de 145,236,284,232, mientras que
el de granos de arena es de 231,281,219,999,129,382
- ¡Felicidades! - lo congratularon los monjes - ¡Estás en lo cierto! ¡La respuesta es correcta!
Ahora ya eres un monje. En este momento te llevaremos al lugar de donde proviene el sonido.
Los monjes guiaron al envejecido hombre hacia una puerta de madera donde el líder de los monjes dijo:
- El sonido está detrás de esa puerta
El hombre giró la perilla pero se percató de que estaba bajo llave. Y preguntó:
- ¿Me podrían dar la llave?
Los
monjes le dieron la llave y abrió la puerta. Para su sorpresa, detrás
de esa puerta había otra puerta de piedra. Entonces pidió la llave de la
puerta de piedra y le dieron la llave.
Los monjes le dieron la llave
y el abrió la puerta de piedra, sólo para encontrarse con que detrás
había una puerta más de rubí. Una vez más pidió la llave a los monjes,
quienes se la entregaron.
Abrió la puerta de rubí y detrás de ésta había una puerta hecha de zafiro.
Y así fue abriendo puerta tras puerta, esmeralda, plata, topacio, amatista y oro...
Finalmente el líder de los monjes le dijo:
- Esa es la ultima puerta...
El fatigado hombre se sintió alividado y un gran sentimiento de felicidad se apoderó de su cuerpo.
Sin
poder contener su emoción, se dijo a sí mismo "¡Después de tantos años e
incontables dificultades, sabré por fin cuál es la fuente de ese
extraño sonido!"
Los monjes le dieron la llave y abrió la puerta...
El hombre se encuentró sin palabras, totalmente sorprendido. Realmente no podía describir la maravillosa e increíble visión:
... Pero no puedo decirte lo que era porque no eres un monje...
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