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Un ventrilocuo entra con un perro a un bar. El ventrílocuo pide una cerveza y el perro parece "hablar", diciéndole al cantinero:
- Y yo quiero un plato con agua.
El cantinero al no saber que el cliente es un ventrílocuo, se queda impresionado, boquiabierto al ver a un perro que habla. Le ofrece sin pensarlo dos veces una gran suma de dinero por el perro, y el ventrílocuo acepta. El ventrílocuo toma el dinero y se levanta de su asiento, y ya cuando se encuentra por la puerta de salida, hace que el perro "hable", diciendo:
- ¡¿Cómo te atreves a venderme y dejarme aquí, después de años de lealtad y cariño incondicionales?! ¡Eres un malagradecido! ¡Y ahora, sólo por eso, juro por Dios que jamás volveré a hablar ni una sola palabra mientras viva!.
- Y yo quiero un plato con agua.
El cantinero al no saber que el cliente es un ventrílocuo, se queda impresionado, boquiabierto al ver a un perro que habla. Le ofrece sin pensarlo dos veces una gran suma de dinero por el perro, y el ventrílocuo acepta. El ventrílocuo toma el dinero y se levanta de su asiento, y ya cuando se encuentra por la puerta de salida, hace que el perro "hable", diciendo:
- ¡¿Cómo te atreves a venderme y dejarme aquí, después de años de lealtad y cariño incondicionales?! ¡Eres un malagradecido! ¡Y ahora, sólo por eso, juro por Dios que jamás volveré a hablar ni una sola palabra mientras viva!.
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