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El judío Jacob se fue al campo y le compró un burro a un viejo campesino por 100 dólares. El anciano acordó entregarle el animal al día siguiente.
Pero al día siguiente el campesino le dijo:
- Lo siento señor, pero tengo malas noticias: el burro se murió
- Está bien - dijo Jacob -, entonces devuélvame mi dinero
- No puedo. Ya me lo gasté - dijo el campesino.
- Está bien, entonces entrégueme el burro - dijo el judío
- ¿Y para qué? - preguntó confundido el viejo - ¿Qué vas a hacer con él?
- Lo voy a rifar - contestó Jacob
- ¡¿Rifarlo?! ¡Estás loco! ¿Como vas a rifar un burro muerto?
- Pues no le voy a decir a nadie que está muerto, por supuesto.
Un mes después, el campesino se encontró nuevamente con Jacob, y le preguntó:
- Oye, ¿qué pasó con el burro?
- Ah, Lo rifé - contestó muy sonriente Jacob -. Vendí 500 boletos a 2 dólares cada una y gané 998 dólares.
- ¡¿Qué?! ¿Cómo es posible? - respondió de inmediato el asombrado campesino - ¿y nadie se quejó?
- Solamente el ganador - dijo el astuto Jacob - pero a él le devolví sus 2 dólares del boleto
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Pero al día siguiente el campesino le dijo:
- Lo siento señor, pero tengo malas noticias: el burro se murió
- Está bien - dijo Jacob -, entonces devuélvame mi dinero
- No puedo. Ya me lo gasté - dijo el campesino.
- Está bien, entonces entrégueme el burro - dijo el judío
- ¿Y para qué? - preguntó confundido el viejo - ¿Qué vas a hacer con él?
- Lo voy a rifar - contestó Jacob
- ¡¿Rifarlo?! ¡Estás loco! ¿Como vas a rifar un burro muerto?
- Pues no le voy a decir a nadie que está muerto, por supuesto.
Un mes después, el campesino se encontró nuevamente con Jacob, y le preguntó:
- Oye, ¿qué pasó con el burro?
- Ah, Lo rifé - contestó muy sonriente Jacob -. Vendí 500 boletos a 2 dólares cada una y gané 998 dólares.
- ¡¿Qué?! ¿Cómo es posible? - respondió de inmediato el asombrado campesino - ¿y nadie se quejó?
- Solamente el ganador - dijo el astuto Jacob - pero a él le devolví sus 2 dólares del boleto
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