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Dos pilotos ciegos, con gafas oscuras, suben al avión. Guiados por sus bastones para invidentes y un perro lazarillo, llegan a la cabina, frente al asombro, incomodidad y angustia de los pasajeros.
El avión arranca y comienza a ganar velocidad, pero se mantiene sobre la línea de despegue, la cual comienza poco a poco a terminarse y el avión se apróxima cada vez más hacia las vallas de separación del aeropuerto.
Los pasajeros empiezan a gritar aterrados y justo cuando parecía que iban a derribar la cerca y colisionar contra alguno de los automóviles o estructuras de la autopista cercana, el avión se eleva, evitando esto en el último segundo.
Los pasajeros se tranquilizan, algunos hasta caen desmayados por la presión, pero todos se quedan en sus asientos aliviados, creyendo que se trataba de una broma muy cruel.
En la cabina, el copiloto le dice al piloto:
- ¿Sabes?, un día de estos, van a gritar demasiado tarde y todos nos vamos a matar
El avión arranca y comienza a ganar velocidad, pero se mantiene sobre la línea de despegue, la cual comienza poco a poco a terminarse y el avión se apróxima cada vez más hacia las vallas de separación del aeropuerto.
Los pasajeros empiezan a gritar aterrados y justo cuando parecía que iban a derribar la cerca y colisionar contra alguno de los automóviles o estructuras de la autopista cercana, el avión se eleva, evitando esto en el último segundo.
Los pasajeros se tranquilizan, algunos hasta caen desmayados por la presión, pero todos se quedan en sus asientos aliviados, creyendo que se trataba de una broma muy cruel.
En la cabina, el copiloto le dice al piloto:
- ¿Sabes?, un día de estos, van a gritar demasiado tarde y todos nos vamos a matar
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