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Una noche, Pepe regresa a casa, sube las escaleras y entra al dormitorio. Y para su sorpresa encuentra a su mujer semidesnuda, transpirada y algo agitada.
Bastante ingenuo, el hombre le dice alarmado:
- ¡Amor!, ¡¿qué pasa?! ¿estás bien? ¿Tienes un ataque? Amor, dime, ¡¿qué te pasa, qué tienes?! ¡amor!
La mujer se encuentra enmudecida, espantada y ese momento entra uno de sus hijos, diciéndole:
- ¡Papá, papá el coco está en el clóset de mi recámara!
- No te preocupes, hijo mío - le contesta con dulzura Pepe a su pequeño - el coco no existe...
- ¡Que si, papá! ¡El coco está escondido en el clóset! - y se larga a llorar el niño
El joven padre va hasta la recámara de su nene, abre la puerta del clóstet y adentro encuentra a su mejor amigo, también semidesnudo, transpirado y agitado:
- Ay Juan, mi mujer con un ataque, y tú asustándome a los niños...
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Bastante ingenuo, el hombre le dice alarmado:
- ¡Amor!, ¡¿qué pasa?! ¿estás bien? ¿Tienes un ataque? Amor, dime, ¡¿qué te pasa, qué tienes?! ¡amor!
La mujer se encuentra enmudecida, espantada y ese momento entra uno de sus hijos, diciéndole:
- ¡Papá, papá el coco está en el clóset de mi recámara!
- No te preocupes, hijo mío - le contesta con dulzura Pepe a su pequeño - el coco no existe...
- ¡Que si, papá! ¡El coco está escondido en el clóset! - y se larga a llorar el niño
El joven padre va hasta la recámara de su nene, abre la puerta del clóstet y adentro encuentra a su mejor amigo, también semidesnudo, transpirado y agitado:
- Ay Juan, mi mujer con un ataque, y tú asustándome a los niños...
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