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Un pato entra a un bar y ordena una cerveza y un sandwich.
El cantinero lo mira, se sobresalta y, algo desorientado, dice:
- ¡Oh!... eres un pato
- Vaya, veo que estás bien de la vista - contesta el pato algo sarcástico
- ¡Y hablas! ¡Puedes hablar! - exclama el cantinero
- Y tus oídos también parecen estar bien - responde el pato - y ahora, si no es mucho pedir, me gustaría tener mi cerveza y mi sandwich por favor
- Sí, sí...lo siento, ya voy - dice el barman, y enseguida le sirve alimento y bebida al plumífero, y prosigue -, lo siento, lo que pasaes que casi no vienen patos al bar, ¿qué te trae por aquí?
- Estoy trabajando en la obra de enfrente - explica el pato - soy albañil
El atónito cantinero no puede creer lo que está pasando y quiere saber más, pero desiste al ver que el pato saca de su mochila el periódico y se pone a leerlo mientras se come el sandwich y bebe su cerveza. Al terminar, éste le da su propina al barman y se va.
Esto sigue sucediendo por dos semanas. Y un día, el circo llega a la ciudad. El dueño del circo entra un día a ese bar, pidiéndole una cerveza al cantinero.
- Usted es el dueño del circo, ¿verdad? - pregunta el cantinero - pues verá, conozco un pato que sería la sensación en su circo. Este pato habla, bebe cerveza, come sandwiches, lee el periódico y toda la cosa.
- ¡Suena genial! - exclama el dueño del circo entregándole su tarjeta de presentación -, tome, désela y dígale que me llame
Al día siguiente el pato entra al bar y el barman lo saluda con alegría:
- ¡Hola, Señor Don Pato! ¡Le tengo buenas noticias! Le he conseguido una oportunidad de hacer buen dinero
- Genial - contesta entusiasmado el pato -, siempre estoy dispuesto a tener más oportunidades de hacer más dinero, ¿en dónde es?
- En el circo
- ¿En el circo? - pregunta el pato algo desconcertado
- Exacto - contesta el barman
- ¿El circo? - vuelve a preguntar el pato
- Sí
- ¿Ese que tiene una carpa grande?
- ¡Ese mero!
- ¿Con animales que viven en jaulas y actores, payasos, acróbatas y fenómenos que viven en caravanas?
- ¡Así es!
- ¿Y la carpa tiene enormes lonas recubriendo el techo y los costados con un agujero en medio de ésta? - continua el pato
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- ¡Así es! ¡Ese mero! - dice alegre el cantinero
- ¡Así es! ¡Ese mero! - dice alegre el cantinero
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El pato guarda silencio pensativo, se rasca la nuca, sacude su cabeza confundido, y responde:
- No... no lo entiendo, ¿para qué carajos querrían a un albañil?
El pato guarda silencio pensativo, se rasca la nuca, sacude su cabeza confundido, y responde:
- No... no lo entiendo, ¿para qué carajos querrían a un albañil?
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