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Tres generaciones de prostitutas vivían juntas en una casa. Un día, la hija prostituta llega a casa comentando:
- Acabo de ganar $500 pesos por una mamada
- ¡Eso es rídiculo! - exclama la mamá prostituta - en mis tiempos, por una mamada, una ganaba 200
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- ¡Joder! - dice la abuela prostituta - ¡¿200?! , en mis tiempos nos conformabamos y estabamos más que felices si teníamos algo caliente en nuestros estómagos.